domingo, 22 de julio de 2012

Bocados finales

Con cruces rojas tacho en mi calendario mental los días que quedan para las vacaciones. Madrid se vacía poco a o poco: la hora punta respira sin legañosas multitudes, los atascos se diluyen en un paisaje reconfortante de calles desahogadas, encontrar un bikini bandeau es ya inviable y el calor aprieta en esta sucesión de días, los días previos, en los que uno ha de dejarse llevar por la inercia para seguir trabajando como si media España no anduviera ya con los pies en la arena.



Nueve, ocho, siete, seis. El cansancio acumulado se desparrama y es el momento en que a uno le tienta dejar lo que queda del bocadillo, sacudirse las migas de la pechera y huir para no volver. Será que los mayores, con su práctica sabiduría, andan tomando el sol allá en el sur y no están para zanjar con un " te jodes" cualquier amago de existencialismo....

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